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Trabajo: "Hospital Psiquiátrico El Peral".
Este trabajo precisamente no fue in situ, sino que fue a partir de un documental realizado hace varios años en el “Hospital Psiquiátrico El Peral”, ubicado en Santiago de Chile. La finalidad del presente ensayo es analizar las condiciones en las cuáles convivían los internos, las técnicas aplicadas por los especialistas y resaltar los cambios conductuales en los enfermos. Como fue una actividad escrita a mano, al momento de digitalizarlo ha sufrido diversos cambios para fomentar el buen entendimiento del lector.
Alguna de las técnicas utilizadas en el tratamiento de pacientes fue la “economía de fichas”, la cual consistía en que el paciente realizara una buena acción y esa era recomenzada con una ficha. Se puede reconocer mediante una sección de comunicación social. Se juntaba a un grupo de internos donde un especialista planteaba un tema de conversación y por cada respuesta coherente se le entregaba una ficha, para posteriormente cambiarla por algo significativo para ellos. En el aseo personal, es decir lavado y peinado, también existía este sistema.
Algunos de los logros y cambios conductuales fueron que los pacientes aprendieron a comer con una cuchara y a realizar aseo personal. Todo esto, como lo he planteado anteriormente, era reforzado por la “economía de fichas”, que se les entregaba después de realizar aquellas conductas. El objetivo principal de este método era poder recuperar la dignidad de las personas, pero imposible la rehabilitación completa.
Los elementos reforzadores utilizados en el tratamiento fueron la utilización de comportamiento verbal, este se utilizo con el propósito de reforzar y desarrollar la comunicación entre pacientes como también con el personal del hospital. La economía de fichas fue efectiva, puesto que se vio reflejada en el progreso de los pequeños Ponce, Miller, entre otros. (Se utilizaba la atingencia de verbalizaciones).
El modelo terapéutico aplicado fue la creación de un ambiente motivacional mediante un programa de incentivos (“economía de fichas”).
El programa se aplicó a 150 internos del pabellón 10, donde resaltaron 31 pacientes con algún tipo de avance. Hay que acotar que no todos los enfermos del hospital fueron beneficiados con este tipo de tratamiento, puesto que no hubiese servido en los catalogados enfermos crónicos. Puede sonar frío pero así era la realidad en esos tiempos (no tengo noción si ahora sigue así). Los crónicos estaban desamparados y dopados todo el día.
Reflexión: Trabajo Psicología Social.
No es fácil realizar una reflexión sobre temas en los cuales sólo tengo una ínfima noción y algún tipo de reseña, pero no estoy inserto en ellos.
Creo que para empezar con esta reflexión, Heiddeger es uno de los principales autores que hay que mencionar. Él fue uno de los que más me llamó la atención, puesto que su postura nos explica que la sociedad se enfoca en demasía en el futuro, en lo venidero, excluyendo y dejando de lado el presente. Es por ello que sentí que cotidianamente la mayoría de las personas eso hacemos (no me quise excluir), nos proyectamos demasiado y no nos percatamos que hay que vivir el presente al máximo, disfrutando de las cosas mas mínimas que puedan existir. Hemos creado una sociedad individualista y competitiva, no quiero decir que ello sea malo, pero ha forjado rivalidades y apatía hacia el resto de las personas por querer sobresalir más que el resto. Parecemos máquinas programadas para un solo fin: Generar dinero.
Nosotros somos hijos de la tecnología (mi generación) y es inimaginable poder estar desconectada a ella, pero así como ha sido de gran progreso para nosotros, las nuevas generaciones han forjado una pérdida en las tradiciones culturales y familiares. Al más puro estilo de “Dino Gordillo” (puede sonar estúpida la analogía) con sus chistes en los cuáles cuenta sus vivencias con las de los niños contemporáneos, por ejemplo cuando dice que antes los niños jugaban con un palo y se creían superhéroes y ahora los niños juegan con las consolas de videojuegos más modernas que puedan existir. Y es así, es verdad. Personalmente yo alcancé a jugar con “bolitas”, el “trompo”, etc. Pero, ¿Los niños de ahora disfrutarán con esos juegos tan sanos, simples y amenos?. Yo creo que no.
Es por ello que me hago esta pregunta: ¿Será una utopía que algún día nos despojemos de las cosas materiales y focalizarnos en lo esencial de la vida?, como dijo un gran sabio: Lo esencial es invisible a los ojos (El Principito).
En el ámbito educacional es muy diferente a tiempos de antes. Anteriormente no todas las personas tenían la posibilidad de estudiar ni tampoco era tanta la exigencia hacia ello. En tiempos remotos no saber leer ni escribir era cotidiano y tampoco era mal mirado, ahora es básico para la supervivencia en la selva de cemento. Para las personas que podían estudiar, tenían la habilidad, recursos y decisión para hacerlo, no tenían tanta variedad de universidades donde elegir sino que existían las tradicionales solamente. No como en el presente, que existen diversos centros de formación técnica, institutos profesionales y universidades varias (privadas como estatales).
A nosotros nos ha tocado bastante más fácil que a nuestros padres y abuelos, en todo ámbito. Aunque no hayan los medios económicos para estudiar hay diversas facilidades para hacerlo: Becas, créditos, etc. Antes no existía ello, y las personas que anhelaban estudiar era bastante difícil hacerlo, puesto que lo primordial era trabajar. Pero gracias al sacrificio y con harto esfuerzo, varios de ellos lograron sacar su carrera. En el tiempo de hoy, como me referí anteriormente, existen diversas facilidades para estudiar, pero varios de nosotros (otra vez no me excluyo) no le tomamos el peso a la riqueza que estamos adquiriendo, dejándonos estar, faltando a clases y generando un descontento en las personas que desearían estar en nuestra posición.
Como señaló William Ward:
El profesor mediocre, dice.
El buen profesor, explica.
El profesor superior, demuestra.
El gran profesor, inspira.
Tomando las palabras de W.W y tratando de descifrarlas, siento empatía hacia sus dichos. Como anteriormente señalé sobre el dejarse estar en la escuela o en la universidad, el profesor tiene una gran responsabilidad en la motivación del alumno. No quiero decir que las malas notas son culpa de él ni nada por el estilo, pero ¿Por qué los niños se hacen enfermos en la sala de clases?, ¿Por qué faltan en demasía?, ¿Por qué no existe motivación en un ramo en particular?, uno puede hacerse miles de preguntar pero la respuesta siempre será subjetiva. Empíricamente hablando, siento que W.W tiene toda la razón. Si un profesor no es empático con su alumno y no logra motivarlo, el rendimiento no será el óptimo. He ahí la relación con Heiddeger, nos hemos convertido en máquinas y los profesores no son la excepción. Llega un punto que tal vez ya no enseñan por vocación, sino que lo hacen por el vil dinero. Y se convierte en un círculo vicioso todo esto.
- Estudiar – trabajar – generar dinero.
- Levantarse – trabajar – Dormir.
Esto pasa por la monotonía diaria, y al fin y al cabo la rutina siempre va a aburrir.
Tensión
Tengo tanta rabia que no se qué hacer, tal vez le pegue unos combos a la muralla y después me arrepienta, como aquella vez que le pegué un combo a la pantalla del notebook y lo rompí. Que estupidez, hasta el día de hoy me arrepiento, puesto que tengo que conectar el PC a la televisión para poder ver.
Tengo que aprender a controlar mis emociones, dejar de ser tan impulsivo y pensar antes de actuar (no quiero ser un psicólogo arrebatado), ¿Pero como hago eso?. Es bien difícil, estoy escribiendo estas palabras y tengo un nudo en la garganta y en el estomago, como si en cualquier momento fuese a vomitar y emanar lágrimas de sangre.
En resumidas cuentas lo he comprobado, no son lágrimas de sangre, son lágrimas de tensión. He tenido puros problemas estúpidos, y no quiero más problemas estúpidos. Creo que necesitaba llorar en este momento, me ha costado hacerlo y eso que no soy un tipo que se cree macho ni nada por el estilo, es más, he llorado hasta con películas (soy un loco empático). Pero lo logré y me siento mejor.
Diez minutos llevo escribiendo esto y he pasado por diversas emociones. Qué bien hace escribir para desahogarse, creo que lo hare más seguido.
